CUENTAME (TU VIAJE EN TREN)

[Estanislao]

No ves como yo sabía que tenía que haber bonitos relatos por allá.
Ya pensé hacer ese viaje y el Huancabelica, y el de Quilabamba con sus retrocesos, y el Puno al lago Titicaca y La Paz, ¿se dicen así? El miedo que me da es al mal de alturas.
Pero sería precioso atravesar de Bolivia a la Argentina y dormir en el transbordador atravesando el lago Titicaca cual totora autóctona.
Y porque no atravesar la Sierra Madre Occidental desde Chihuahua. Quizás todo ésto en la próxima vida.
No ves, por citar nombres, ya ve uno sus preferencias. Yo pensaba ir un año de éstos a Buenos Aires o a Santiago, ya se por quién no tengo que preguntar.
Saludos, Estanislao

[detrenes]

El tren a las nuves debe ser una pasada de viaje,que lastima que estemos tan lejos.Gracias por tu relato y anímate a relatar cuantos quieras.



saludos

[detrenes]

Me gusta viajar en tren,me gusta vivir el tren.


Aqui la ruta central.




saludos

[Estanislao]

Un viaje, aunque imaginario que sirva de homenaje a todos los que nos deleitan con sus modelos en trensim, aunque sólo algunos estarán represntados, en tren sería éste:

"El viajero cansado después del primer viaje entre Madrid y Torralba, con esas paradas interminables en Guadalajara y Sigüenza que son el colofón a las ya numerosas paradas en todos los pueblecillos por pequeños y ocultos que sean, más las paradas de 5-10 minutos cada dos o tres trayectos para repostar agua la locomotora, hace su transbordo en Torralba lo que le permite respirar aire puro, a veces demasiado puro, y estirar un poco las piernas, pero también a veces nada de las dos cosas, pues tiene que resguardarse en la sala de espera abigarrada de personas, con eso olor sano del campesino, pero poco acostumbrado del ciudadano de capital, con aquellas bolas de carbón rodando por el rincón de la sala, esperando ponerse rojas en la chimenea y donde los recien llegados tienden las palmas de las manos en la espera de absorber el calor que irradian.
Después, el segundo viaje de Torralba a Soria parece más fluido, llega a una estación donde se para más de la cuenta: será para echar agua, pensó, mientras seguía estudiando EL DIARIO DE MADRID que compró al partir y que ya ha releido siete veces.
Al poco rato, un acompañante se levanta rápido del asiento, como sobresaltado, y se dirige al final pasillo, siguiendo con su paso un tren que no estaba acostumbrado a ver....

[Estanislao]

El maquinista estaba afanado en hacer presión a su locomotora y en repostar agua, ayudando al fogonero en la parada con las palás de carbón, ya le parecía más larga de lo habitual la parada pero pudiera ser que el furgón llevará más equipaje para la estación y estuvieran entretenidos en la descarga, de todas formas ya le pitarían y ellos a lo suyo que falta les haría meter carbón para subir hasta el kilómetro 85, sin que supiera que esperaban un cruce sorprendente.
Con el ruido de su máquina no se había dado cuenta de que un vehículo nuevo y casi silencioso había entrado en la estación, cuando fue a revisar la grúa...

[Estanislao]

Se bajó de la máquina y como si viera una visión se acercó lentamente a aquel tren desconocido para él, fijándose en el resplandor de su color, su pintura, el acabado de sus cantos, la lona que recubría sus raros enganches, la limpieza de su cabina, la amplitud de sus cristales,...

[Estanislao]

Lo rodea por detrás y camina por el andén principal de Almazán-Villa, acariciando con su mano izquierda aquel tren en toda su extensión como si quiera alisarlo más de lo que estaba, llendo a la cabeza que estaba próxima a los cocherones.
Allí descansaban el Brill del Director que habría venido a cazar gamos y ciervos durante alguna temporada y el TAF que hacía el servicio matinal, pero que estaba averiado hacia tiempo y esperaban que unos operarios de Cerro Negro vinieran con la pieza que necesitaba. Esta sensación ya la tuvo hacía veinte años con este material, pero entonces con su juventud no supo apreciar tanto los detalles de tanto tren.
El Jefe de Estación le dice que es un TER, el de Barcelona-Madrid-Atocha que acaba de entrar en servicio y que ha sido desviado de Calatayud a Soria, por un descarrilo que ha ocurrido en Alhama de Aragón.
Así, va llegando a la primera composición,...

[Estanislao]

Ha perdido ya la timidez primera y envuelto en esa nube que le transporta desde que lo vió, sube al tren, sin darse cuenta que ese coche es un primera, avanza por el pasillo ante el casi estupor de los viajeros tan trajeados y pulcros.
Su asombro es mayúsculo cuando ve aquel bar con su barra, que parecía la que había en las viviendas de los multimillonarios de las películas americanas, con su camarero con chaquetilla y camisa blancas y pajarita negra, se vuelve y ve ese pequeño mostradorcillo con algunos vasos apoyados, el olor a café tan diferente al del carbón de su cabina, con aquel polvo negro que se metía en sus narices y que le obligaban a usar pañuelos negros perpetuos, pues servían para limpiarse los mocos con carbón y el sudor con carbón manejado por manos con carbón y que llevaba anudado en la cabeza sobresaliendo las puntas bajo su boina.
En ese momento, el camarero que había acudido en busca del interventor a comunicar esa incomoda presencia en ese tren tan vip, le tocan en el hombro y le dicen: "Billete por favor"...

Pero, en mientras que se alejaba el tren había dentro quien pensaba: Qué se habrán creido que por trabajar en el ferrocarril ya tienen derecho a todo.

Sin embargo, vuelto al andén, el maquinista recuerda que sólo tiene derecho a viajar en segunda y si el tren no tiene exceso de lujo, que si no tiene que pagar suplemento, y además, según dicen en ese, exceso de velocidad. Pero bueno el está orgullo y para eso estudió y ya no viaja en tercera como el fogonero.""

Saludos, Estanislao

PD: GRACIAS: la MZA es de Pere, los 5000 de LupoNegro, los J de Suso, las cocheras de Antuan, el pino, los andenes y las vallas de Orobón y en especial a Pizias por su magnífico TER (y habrá alguna cosa más que me deje).

[detrenes]

Sin duda,si los vagones pudieran hablar y concretamente los asientos,nos dirian muchas cosas.

Viajeros de diversas regiones,ciudades,pueblos y de diferentes nacionalidades,blancos, de color,altos,bajos,delgados,fuertes,intelectuales,asalariados,campesines,pobres,ricos.

Diversidad,mucha diversidad.

Todos ellos con una ruta diferente,con un viaje que recorrer,con una meta que alcanzar.


Si los vagones pudieran hablar.


saludos

[VERÓN]

Hola a todos.

Dado que andaba un poco aburrido, me dediqué a ver los hilos que había por aquí, y creo que no está de más hablar de una aventura ferroviaria que me ocurrió allá por 1997 si no recuerdo mal, cuando estaba yo metido en la denominada "edad del pavo".

Había pasado unos días en una casa de verano de unos amigos en Pola de Gordón(León), y para realizar el viaje de vuelta(en el de ida me llevaron en coche), me vine en el regional León-Gijón del mediodía. No recuerdo a qué hora pasaba por la estación polesa pero, pero sí recuerdo que llegaba a Gijón-Cercanías a las 16:42, según el horario. El caso es que el tren que me llevó "a la aventura" fue un electrotren de la serie 432. Pasó a la hora prevista. Al cojerlo, me senté y comenzó el viaje. Todo empezó muy bien, hasta que el tren llegó a la estación de Villamanín, donde, tras cargar y descargar pasajeros, se quedó hasta 20 minutos parado. Yo, en medio de la sorpresa, empecé a pensar que el 432 se podía haber estropeado, pero nada de eso. El problema resultó ser el enorme retraso que llevaba acumulado el Intercity Madrid-Gijón, pues pasados esos 20 minutos, un electrotren de la serie 448(los de la subserie conocidos como "lavadoras", creo) nos adelantó. Tras el paso de este tren, debieron pasar otros 5 minutos hasta que mi regional volviera a reiniciar su marcha. Todo parecía indicar que el viaje ya podía transcurrir tranquilo, pero poco antes de entrar en las agujas de la estación de Busdongo, las luces interiores se apagaron y el tren fue perdiendo fuelle, quedandose parado en pleno cambio de vía. Debido a lo que fuera, tardó otros 5 minutos en ponerse en marcha, más el minuto que estuvo estacionado en el andén de la estación de Busdongo. A la salida del tren, se podía pensar ya que más de lo ocurrido no iba a pasar, pero todavía hubo una parada técnica de unos 10 minutos en Pajares(allí por entonces ya no paraba ningún tipo de tren, salvo casos de cruces) para cruzar con un bobinero que iba remolcado por una 251 con sus "bigotes" y con los colores amarillo-gris. Ocurrido esto, ya no hubo más paradas que las que indicaba el horario, si bien el regional, todavía se mantuvo alrededor de otros 10 minutos parado en Puente de los Fierros(ya en el núcleo de cercanías) sin saber por qué, pues no se produjo ningún cruce ni nada parecido, aunque hasta Pola de Lena, el trazado todavía es de vía única. Por último, resaltar que el cruce del regional en el que iba, con el Intercity de vuelta, Gijón-Madrid se produjo en la estación de Oviedo, curiosamente en el mismo sitio que donde lo solían hacer cuando iban bien de horario ambos trenes. La hora final de llegada a Gijón-Cercanías fue sobre las 18:00(sobre las 16:35 prevista), con lo que el tren pasó por Oviedo sobre las 17:30. Teniendo en cuenta que el Intercity Gijón-Madrid debería haber salido de la estación de Cercanías a las 15:45, el tren llevaba un retraso de 1 hora y 45 minutos.

Esto último quizás haya sonado a chiste porque ha habido casos de retrasos aún mayores, pero era la primera vez en mi vida que vivía y era consciente de un retraso importante en un tren desde que me había aficionado de verdad al ferrocarril. Para mí, fue realmente un día inolvidable por las cosas que sucedieron en el viaje, y lo único que me dio un poco de "enfado", fue pensar en el poco descanso que le dieron al pobre 448 mientras estuvo estacionado en Gijón-Cercanías y pensando en que lo habrán exprimido al máximo para tratar de recuperar el tiempo perdido.

Espero que os haya gustado mi aventura ferroviaria. La verdad es que aquello fue de "ver para creer".


Saludos.

[detrenes]

Gracias Verón por tu relato.

Y vosotros compañeros animaros a relatar el vuestro.




saludos.

[Ferrolitic]

No es que sea un relato en sí, quizá mas bien una pregunta. Bien, vosotros lo decidís.

Recuerdo... comentado por mi padre, y vagamente recordado por mí, que en nuestros viajes familiares en tren a tierras Cordobesas, de las que era originaria mi madre, y motivados estos por las vacaciones estivales, dábase la existencia en una estación la figura de un buen hombre con búcaros a cuestas, que durante una larga parada del convoy, se desgañitaba ofreciendo su mercancía a diez céntimos (de peseta) ...AGUA CALENTUSHA DER GARAHE, decía. Es obvio que el agua era rica y estaba fresquísima, eso lo recuerdo, pero... no recuerdo la estación, solo que ya estábamos en Andalucía (o eso me parecía)

Fueron viajes de veinticuatro horas de Barcelona a Córdoba y viceversa, con su vapor, carbonilla, calor, madera, traqueteo y retrasos de dos a tres horas.

¿Era Jaén, Córdoba? ¿Alguien recuerda algo así, allá por los años 50?

¿Hay alguien lo suficiente "joven" para recordarlo?

Es posible que sucediera en muchos lugares, no lo sé, pero... ¡Ah, vivencias ferrolíticas...!

Un saludo a todos.

[Estanislao]

Hola Ángel, de qué pueblo era tu madre o hasta que estación ibais.
Estanislao

[Ferrolitic]

Estanislao, sabia que enseguida responderías, pero tú eres muy joven para recordar esta curiosidad a ciencia cierta... ji ji ji...

Mira, mi madre era de El Terrible, ya sabes, Pueblo Nuevo del Terrible, Peñarroya y tal, pero creo recordar que hacíamos parada y fonda en el mismo Córdoba, que era donde por aquel entonces vivían mis abuelos. Solo íbamos al Terrible en alguna ocasión, a visitar a mis tíos. No creo (aunque claro esta que no puedo asegurarlo) que fuera por el trayecto del Muriano.

De toda manera, es solo un recuerdo sin más, y...

Un abrazo.

[Estanislao]

Debía de ser el verano de 1964 ya por la noche.
Habíamos cogido el tranvía mi padre y yo en la Central y subía Corredera arriba para invertir la marcha en Santa Margarita. En la misma plaza, tan pronto como llegaba mi padre se apeaba, en realidad se tiraba en marcha, y subía aligerando hasta un puesto de helados Ilsa Frigo que había un poco más arriba en la Avenida de Julio Burell. El cobrador invertía el orden de la pértiga del trole y el conductor cambiaba los mandos del tranvía que consistían en una palanca con un manubrio de madera que se introducía en un gran tronco metálico y que tenía un tope para ir introduciendo marchas, supongo. A su vez el cobrador había metido una palanca y obligado al cambio a desviarse hacia la estación de Baeza.
Invertía la marcha y a los pocos metros existía el apartadero del teatro Olympia donde cruzaba con otro tranvía procedente del barrio Girón. Allí esperaba y allí se subía mi padre con sendos bombones helados.
Tenía el tiempo sobrado y cuando arrancaba ya estábamos dandole lenguetazos a aquel chocolate helado.
El tranvía ascendía por Julio Burell, paraba en la Plaza Colón, luego en la fábrica de Aguardiente, Barrio Girón y en la caseta de Peones Camineros. Allí estaba la última farola de Linares. Aquella noche íbamos en la plataforma de atrás, no debería haber mucha gente. Mi padre hechó la barra de seguridad, se sentó en el estribo abrazándose al pasamanos de la izquierda y me invitó a sentarme a su lado indicándome que me abrazará al pasamanos del otro lado.
El tranvía comenzó a descender, el aire algo fresco de la noche me acariciaba la cara de una forma que difícilmente se olvida, acrececentado por la velocidad aumentada con la gran rampa de bajada del tranvía. El tranvía se metió por el campo, en las dos únicas ocasiones que abandonaba el borde de la carretera, era la curva de las perdices, siempre me dijeron que si la cogías tangencialmente volabas. Chirriaban las ruedas y las ramas extremas de los eucaliptos golpeaban nuestras caras. A todo esto el bombón comenzaba a derretirse y a caer sobre mis pies cubiertos por sandalias y mis piernas con sus pantalones cortos. Menudo mejunje se formaba.
Volvía el tranvía a la carretera y no paraba en la huerta que casi siempre de día solía parar para recoger a gentes de las huertas o cortijos vecinos. Tampoco en el apeadero, donde la oscura oquedad de la caseta del guarda del apartadero sobresaltaba aún más con la negrura de la noche sin luna. Luego el empalme del ferrocarril subterráneo que nunca se usó. El depósito de las aguas y la parada de la huerta de Batatín que era obligada, pues también servía a los vecinos de la Viñica y del poblado de la Enira. Yo veía a los vecinos bajarse y le preguntaba a mi padre que si no les daría miedo andar por los olivares en la oscuridad de la noche, el me respondía que se estaba mucho más seguro en el campo que en cualquier pueblo, pues quién les iba a hacer daño en mitad de los olivos.
Enseguida, el tranvía doblaba y se situaba como sobre un gran terraplén encima de la estación de Baeza y de las casas del entonces minúsculo barrio de arriba (de las vías), el tranvía cruzaba la carretera general, en aquellos años con contados coche, se introducía otra vez en el campo para hacer una curva de 180º, pero ya en medio de un trigal en esa época agostado y parar en las casas de los inspectores, desde donde una vereda acercaba a la gente de la calle Santa Isabel, mi calle a la misma, la parada de la casa de la luz para la gente del barrio de abajo (de la vía), cruzaba el paso a nivel, con aquel clinc-clinc que accionaba el conductor pisando un pedal y el empalme del ferrocarril de La Loma. Por la disposición de la valla que cerraba la estación de RENFE había que introducirse ya dentro de la plataforma y abandonar el estribo pues quedaba muy poco espacio entre el tranvía y la valla. Pasaba por la puerta de la barbería de mi abuelo que estaba sentado tomando el fresco en la puerta y claro gritaba ¡abuelito!¡abuelito! El buen hombre se levantaba de la silla saludando y dándose por enterado. Al fin, parábamos en la estación término del tranvía donde esperaba el tranvía de Úbeda y Baeza.

Hoy día pienso ¡que barbaridad es invitar a sentar en el estribo a un niño de 9-10 años. Si 5 km los recorría en 25 m, ¿a qué velocidad iba el tranvía?

Por qué de pequeños pensábamos que era de hombres apearse de los trenes o tranvías en marcha.

Saludos,
Estanislao