¡Hola!:
Me han fascinado mucho estas fotos de trenes en este post!
En este momento no recuerdo relatos muy significativos de viajes en tren, pero sí quería mencionar el caso de lo que me sucedió a fines de 1991:
En ese momento yo estaba viviendo en Asunción del Paraguay, donde las locomotoras son a vapor (combustible vegetal), ya que el terreno en general es blando y no soporta el peso de la diesel.
Recuerdo que antes de casarme, justo la víspera, tuve la feliz idea, de darme el gusto de viajar, una vez más, en el tren local desde Asunción hasta Ypacaraí.
La estación Central de Asunción es cerrada bajo techo, por lo cual las chispas vuelan a la vista.
Cuando suena el silbato de partida, abordo el tren por la primera puerta del coche Materfer, detrás del tender, y una chispa de leña me entró en el ojo izquierdo, con un dolor terrible. Esperé que se me pasara, no se me pasó, sino que fue todo el viaje, el ojo me lloraba, no soportaba el dolor.
Llegando a Ypacaraí fue menester tomar el ómnibus de vuelta a la capital, y urgente al hospital de clínicas, donde ahí sí me curaron vendando el ojo, buenos profesionales que me salvaron de algo peor.
(Hoy me causa gracia - Antes No)
La cuestión es que al otro día yo me tenía que casar, y no me quedó más remedio que casarme con el ojo emparchado, como un pirata.
Razón por la cual el juez aplasó el casamiento por un día hasta que quite el vendaje y pueda leer bien, (no sea cosa que firme otra cosa).
Entre los antibióticos y todo, me salió todo un precio veinte veces mayor al del pasaje de tren, pero bueno, al final el viaje en tren casi me cuesta un ojo de la cara.
Después, los últimos años de casado, mis viajes fueron desde Ypacaraí hasta Encarnación, durante la noche calurosa, una vez con un hermoso eclipse total de luna, inolvidable, y en cuyo transcurso se formaba la amistad cordial entre los pasajeros, tomando tereré, comiendo chipa, charlando y cantando guaranias, contando historias en guaraní, incluso el guarda y camarero de a bordo.
En la estación Sapukai, se podían apreciar las 10 vías que entraban a los talleres Sapukai, con algo de 50 locomotoras vaporeras, la gran mayoría desactivadas.
Lo lindo de allí era pasar constantemente desde el coche de pasajeros Materfer hacia el coche comedor, o luego al coche correo, vagones que eran unas reliquias históricas en cuanto al modelo, al mejor estilo Far West, pero con un excelente estado de conservación, muy bien lustrados, y allí viajando sentado en la escalinata.
Bueno, este es uno de mis gratos recuerdos.
Como broche de oro, ahora, en vez de hablar de lo que viví, quisiera contar lo que me gustaría vivir, aunque por ahora parece sólo un antojo (y no puedo ir a recorrerlo ahora), es lo que alguno(s) de nosotros tendríamos que hacer al menos una vez:
El Tren a las Nubes.
El viajo es caro, y para abordarlo hay que ir hasta Salta, y alojarse al menos 2 noches.
Pero creo que sí vale la pena, y bueno sería que lo hagan 2 o más colgeas juntos, cosa de poder también juntar información para hacerlo en MSTS.
Tal cual una vez me lo sugirió, a mi me gustaría poder hacer ese viaje con algun otro colega del foro, pero principalmente con Antonio Sopena, lástima que esté en Europa y le cueste llegar.
(Las utopías se trasnforman en sueños, que se transforman en proyectos, que se transforman en hechos)
¡Qué lindo sería hacer el Viaducto de La Polvorilla, llegando a San Antonio de Los Cobres, donde el tren parezca estar suspendido en el aire, bien lejos del suelo!
Muchos Saludos.....