A petición de Roilla y con especial cariño:
En los tres viajé. En el TER, normalmente, en sentido contrario (Baeza-Granada), el ferrobús en los dos sentidos y el expres igualmente en los dos sentidos.
Todos tenían interminables paradas en Moreda. Era de agradecer el café de la parada del exprés de madrugada. Te servía el café con dos cafeteras de asa, de esas de 5 litros. Un chorreón de café y otro de leche, la ristra de vasos en el mostrador de la cantina. Igual para todos. Entonces no existía el descafeinado, ni la desnatada, ni otras leches... Como se agradecía con ese frío que hacía en Moreda en esas madrugadas de invierno (y siempre, porque llevabas el cuerpo cortado), quizás algunos días en verano se escapen. Por las tardes era otro cantar, que calo' (en verano).
Esa noche de viaje, como cualquier noche de viaje, para mí, era no pegar ojo, asomarme en cada parada a ver la estación. Por esos años, recuerdo que Cubero estaba de Factor de circulación, primero militar y luego autorizado en Jodar. Me asomaba por si estaba de servicio a saludarlo. El resto de las estaciones era ver la tenue luz de la farola y el jefe de estación asomado en el quicio de la puerta, con esos abrigos largos, que le daban una silueta compacta, con su farol verde mientras que el tren pasaba. Vi como poco a poco se cerraron Calicasas, Bocarre, Huelma, Quesada, Garciez y Jimena y Torreblascopedro. No se por qué de todas me recuerdo Quesada con su cantina y Garciez y Jimena en el ferrobus con el cartero rural esperando la saca. Ésto ocurrió entre 1970 y 1973.
También recuerdo el refuerzo del puente del Salado, que se hizo sobre el mismo, construyéndolo mediante unas vías que dispusieron tangenciales al puente e iban deslizando los tramos, no recuerdo bien si eran tres o cuatro tramos. Pues los otros se hicieron en paralelo: Guadalimar, Guadahortuna y Pedro Martínez, además del Salado claro. No se cambiaron que yo recuerde ni el Guadalquivir ni el Jandulilla.
Cuando pasábamos por el puente el tren iba a 10 km y se veía a los obreros soldar, mejor se veía la luz blanca de la soldadura, tanto los que estaban encaramados en el armazón del puente ya colocado, como los que estaban soldando el tramo del puente que luego colocarían.
El ferrobús era muy familiar: viajábamos todos: estudiantes, personal del tren (jefe de tren, guardafreno, interventor, ambulantes de correos,...), guardía civil, etc. nos echábamos nuestra partidas de cartas. Todos menos el maquinista, aunque este era relevado por el ayudante y también participaba, uno u otro. Cuando pillábamos una perdiz (10 perdices) se paraba, se cogia y luego se seguía, si ya estaba el reparto echo o se iba tarde, se le decía al jefe de estación en tal kilómetro hay una perdiz sobre el lado derecho, para que avisara a la brigada de vía y obras y la recogiera si estaba por allí.
El ferrobús era el vehículo que todos hubieseis soñado con conocer y viajar. Por un lado, los viajeros iban viendo la vía. Tenía una cortinilla que casi nunca estaba echada y todo el pasaje que iba en ese coche veía el viaje. Si se era timorato, se iba al otro vehículo que era dónde estaba el furgón y correos y estaba como más resguardado en caso de choque.
Ya me he enrollado otro vez, lo siento. Bueno, Ferrolitic, a ti te gusta esto.
A mi también.
¡Ah! El expreso es una mezcla. No es el expreso Madrid-Granada y viceversa, que me ocupaba varias páginas. Sino el Barcelona-Almería (trayecto de Linares-Baeza a Moreda) y el Barcelona-Granda (trayecto de Moreda a Granada).
Un saludo, Estanislao