http://www.eldiariomontanes.es/pg050807/prensa/noticias/Torrelavega/200508/07/DMO-TOR-042.html
TORRELAVEGA
La caliza ya no 'vuela' hasta la fábrica de Solvay
Desaparece uno de los 'iconos' de la industrialización de la comarca en el siglo XX Se construyeron dos transportes aéreos, en 1926 y 1964, para llevar piedra de Cuchía a Barreda
N. BOLADO/TORRELAVEGA
Cuando ir desde Torrelavega hasta Suances, en verano, pasaba por el martirio de tener que hacer el viaje en las 'cochonas' de la empresa Casanova, atestadas de gente, en los años 50, muchas cabezas infantiles entretenían aquel largo y tedioso recorrido hasta la playa, imaginando que podían viajar dentro de una de las calderas de Solvay que volaban, como imaginario teleférico, sin tener que soportar curvas, y paradas y, además, viendo el paisaje desde un lugar privilegiado. No paraban ni de día ni de noche haciendo el camino, vacías, desde la fábrica de Solvay en Barreda, hasta la cantera de Cuchía de donde se extraía la preciada piedra caliza, materia prima para la fabricación, y regresando, repletas. Solvay se instaló en Torrelavega con el siglo XX porque en esta ciudad encontró agua, una población cercana para abastecerse de mano de obra, las vías del tren a su lado, salinas en Polanco (otra de sus materias necesarias para la producción) e interesantes montañas de piedra caliza en sus alrededores. Un enclave perfecto.
La piedra caliza más cercana, y de mejores características entonces, se encontraba a unos siete kilómetros y se transportaba hasta la fábrica de manera rudimentaria, utilizando caballerías. Solvay, una empresa con tecnología belga, que pasaba, y pasa, por utilizar los mejores medios para rentabilizar su industria, pronto se dió cuenta de la necesidad de someter en su proceso un sistema más moderno, cómodo y rápido para traer hasta Barreda la piedra que se extraída en Cuchía (cantera que se ha cerrado ahora después de un siglo de actividad). Así, en el año 1925, amparados por una Real Orden del 13 de junio de 1925, se otorgó a la la empresa, mediante un decreto del Gobierno Civil, del 25 de marzo de 1926, la autorización para construir un transportador aéreo, monocable, cuya instalación fue asignada a la firma inglesa Ropeway´s Limited de Londres. La coordinación de estos trabajos, a partir de 1949, la hizo Fernández Alday.
Aquel primer equipo, monocable, tenía una capacidad de transporte de 50 toneladas a la hora que, ante la creciente demanda de la producción en Solvay, tuvo que llevarse al límite, en el año 1943, de 75 toneladas a la hora, lo hizo pensar en sustituirlo por otro, ya bicable, que se inauguró en 1964. Aquel primer transportador aéreo tenía un trazado, prácticamente, en línea recta, entre Barreda y Cuchía, lo que obligó a la instalación de castilletes en la misma ría de Requejada. Fue una auténtica revolución, en el primer cuarto del siglo pasado, aquel transporte aéreo cargado hasta los topes de piedra. De hecho las calderas amarillas, han sido un 'icono' de la realidad industrial de la comarca. Aquel primer transportador fue desmontado bajo la dirección del ingeniero santanderino Cayetano Seoane en el año 1964.
http://www.eldiariomontanes.es/pg050807/prensa/noticias/Torrelavega/200508/07/DMO-SUB-043.html
La transformación de 1964
N. BOLADO/TORRELAVEGA
Las nuevas necesidades de Solvay de aumentar su producción, le llevaron, en el año 1964, a sustituir el primitivo transporte aéreo, monocable, por otro bicable que es el que se está desmontando en la actualidad. Estos trabajos fueron realizados por la empresa cántabra Nueva Montaña Quijano y la italiana Ceretti. Las vagonetas iban fijadas por medio de aparatos de apriete automáticos, a un cable tractor de circulación contínua, siendo movidas por cables fijos que servían de vías de instalación. Tenía una longitud de 6.350 metros, con una inclinación de 20 metros, y una capacidad de transporte, por hora, de 200 toneladas de piedra caliza quebrantada. Cada vagoneta podía transportar 1.400 kilos y fueron puestas en servicio 202 vagonetas. Cada hora llegaban a Solvay 143 vagonetas, es decir, una vagoneta cada 25,2 segundos; la velocidad del cable tractor, por segundo, era de 2,5 metros. Esta estructura está ya, prácticamente desmontada. Ahora Solvay terminará de sacar, por carretera, el mineral que queda, estando previsto que comience, en 2006, a entrar en servicio la cantera situada en San Felices de Buelna, tras un proceso de apertura en el que han sido empleados más de 20 años. En restaurar ambientalmente la cantera de Cuchía, Solvay ha tenido que invertir, hasta el momento, un millón de euros.