Gracias Esnislao por abrir este hilo, la que has contado es una anécdota muy sabrosa y tu habilidad para el relato raya en lo óptimo.
Hace un par de años el automotor AES que hacía el recorrido entre el Puerto de Valparaíso y la ciudad de Limache, empezó a mitad del trayecto a tener comportamientos cada vez más erráticos, primero comenzó pasandose varios metros los andenes de las estaciones, teniendo que retroceder para que los pasajeros pudieran subir o bajar del tren, más adelante simplemente pasaba por las estaciones sin detenerse y si lo hacía no se abrían las puertas.
Las continuas frenadas bruscas y los tirones y saltos tenían a los pasajeros realmente enfermos de los nervios.
Cuando por fin se acercaba a Limache se dio una frenada tan repentina y profunda que por poco los pasajeros no quedan todos apilados en la cabina del AES. Después de reanudar la marcha, y siempre a puros tirones, se fue a detener casi 100 metros más allá del andén correspondiente y aquello llevó a algunos viajeros a perder la paciencia, bajarse del tren y dirijirse a la cabina para investigar que era lo que ocurría.
Cuando abrieron la puerta de la cabina encontraron a un único maquinista apoyado sobre los tableros de mando, el hombre estaba completamente borracho y se reía y cantaba mientras los sulfurados pasajeros le increpaban su negligencia e irresponsabilidad, pero el hombre seguia riendo y cantando. Cuando llegó la policía lo sacaron en vilo del tren y fue llevado detenido, y cuando digo fue llevado, lo hago literalmente por cuanto el hombre no podía siquiera ponerse en pie.
Lo anecdótico de todo esto es que si bien el maquinista fue despedido de la empresa, quedó practicamente sin sanción por cuanto la normativa del tránsito en Chile no afecta a la actividad ferroviaria, la cual se rige por una antigua ley de ferrocarriles que data de principios del siglo XX y según la cual la multa por conducir un tren bajo lo efectos del alcohol asciende a la insignificante suma de 80 pesos chilenos, es decir, algo más de 10 centavos de euro.
De cualquier manera, y como estas cosas no son como para enorgullecerse, les contaré que este se trató de un caso completamente aislado y que situaciones así se han dado muy rara vez en la historia de los ferrocarriles en Chile.
Espero no haberlos aburrido.
Saludos