El otro día lei en un articulo de la pagina web de Asafal lo siguiente:
Si en el número anterior de esta revista se preguntaba acerca del sentimiento de la sociedad granadina y en especial de sus autoridades respecto al Tranvía de la Sierra, los últimos acontecimientos ofrecen una respuesta bastante clara.
De hace un tiempo era conocido que el terreno que ocupaban las antiguas cocheras del Tranvía Ferrocarril de Granada a Sierra Nevada tenía uso residencial según la modificación incluida en el PGOU, tras haber sido comprada la parcela a FEVE en Marzo de 1991 por la empresa municipal Emuvyssa con el objetivo de crear un espacio publico. Nada hasta aquí resultaría extraño.
Lo que sí es sorprendente y que merece la mayor de las reprobaciones es la gestión del escaso patrimonio histórico existente sobre este capítulo de la historia reciente de nuestra ciudad.
Desde la supresión definitiva de este ferrocarril el 20 de Enero de 1974, todas las opiniones eran coincidentes: irrepetible (por el trazado, el paisaje, etc.) pero inevitable (por “lo ruinoso del negocio” y la construcción del embalse de Canales). Muchos lamentos, lágrimas el último día, pero poca movilización para salvarlo. Por ello, cuando coincidiendo también en fechas el cierre de la red de tranvías interurbanos, FEVE sacó a subasta todo el material para su desguace, con muy buen criterio el entonces Consejero Provincial de Bellas Artes, D. Vicente González Barberán inició las gestiones para preservar todo el material móvil del tranvía de la Sierra y una muestra de los tranvías interurbanos. De este modo se conservaría buena parte de la memoria de aquel peculiar medio de transporte, recibiendo el homenaje que merecía.
De aquel desguace concedido a los chatarreros Trashorras y García Arquero por 112 millones de pesetas, se salvaron los cuatro motores, los seis remolques y algunas bateas de mercancías del tranvía de la Sierra, así como un tranvía urbano, dos interurbanos y dos remolques-torre de reparación de catenaria de la antigua compañía de Tranvías Eléctricos de Granada.
Durante largos años estuvo el material móvil del tranvía de la Sierra en las antiguas cocheras esperando alguna acción que le devolviera su esplendoroso pasado. La Universidad de Granada solicitó un coche motor para incluirlo en un proyecto de museo de la ciencia y la técnica, idea que finalmente no prosperó. Durante muchos años estuvo expuesto en los exteriores de la Facultad de Ciencias de Granada junto a otros elementos tecnológicos. En vísperas de los Campeonatos Mundiales de Esquí fue trasladado al Centro de Recepción de Visitantes de Sierra Nevada y allí es víctima de las inclemencias del clima de montaña y del abandono más absoluto, al cual nos referimos en el anterior número de El Ferrocarril Digital
En 1984 el Ayuntamiento de Granada restauró otro motor y un remolque para instalarlo en el Paseo de la Bomba frente al monumento en homenaje al duque de San Pedro, promotor del tranvía. Una noche de verano de 1993 fue incendiado y posteriormente retirado de su ubicación. Nada más se ha dicho de su recuperación.
Un tercer motor fue restaurado y trasladado hace pocos años al Parque de las Ciencias para ser expuesto aunque con unos criterios que desmerecen por completo la importancia y el interés que merece un elemento tecnológico de principios de siglo. Este vehículo fue utilizado como entrada a la exposición que celebró Caja Granada en 2004 para conmemorar el centenario de la inauguración de los tranvías en la capital granadina.
El material restante, protegido como bien integrante del patrimonio andaluz, seguía en las viejas cocheras, esperando un futuro incierto. La única esperanza vino de una propuesta de recuperación integral para instalar una línea turística urbana que devolviera el uso a las cocheras y que realizara el recorrido de la antigua línea 11 de Plaza Nueva al Paseo de la Bomba. El impulsor de dicha idea era el arquitecto José María Valero, presidente de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y de los Tranvías, y poseedor de una gran muestra de vehículos de redes tranviarias españolas, entre ellas la de los Tranvías Eléctricos de Granada. Al parecer todo quedó a la espera de la celebración de las elecciones municipales, la continuidad del partido que entonces tenía la alcaldía y el desarrollo del proyecto con le consiguiente cambio en el PGOU sobre el terreno de las cocheras. Con el cambio de gobierno, nada más se supo de aquello y las cosas siguieron por su curso normal. Cualquier día nos esperábamos la noticia de la demolición de las cocheras y su próximo uso para viviendas.
A finales de Octubre del pasado año comenzaron las obras de demolición de tapias y el acondicionamiento del terreno para construir un edificio de viviendas. La parcela parece ser que se vendió con todo lo que había dentro y la contrata encargada del desescombro dejó el terreno limpio, hasta de tranvías. Poco más se sabe, testimonios de vecinos de la zona, de los propios trabajadores de la obra y una escueta noticia en el diario Granada Hoy con fecha de 29 Octubre donde la Asociación Granada Histórica denuncia su desaparición. La realidad es que los tranvías están desaparecidos, lo más seguro que desguazados por las retroexcavadoras y en el Ayuntamiento tampoco saben nada o no han contestado. La única autoridad que respondió al requerimiento de dicha asociación fue la Jefa del Departamento de Patrimonio que en un alarde de sinceridad e ignorancia extrema dijo que los tranvías estaban allí pero que no eran del Ayuntamiento. Es de esperar que la denuncia interpuesta ante la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía aclare lo ocurrido, aunque esto ya es lo de menos. Uno de los más importantes patrimonios tranviarios de España en su género, del que cualquier ciudad sentiría envidia, en palabras de José María Valero, ha sido arrasado.
Buscar culpables y exigir responsabilidades no va a reparar el daño realizado, pero reducir a la nada el esfuerzo realizado hace más de 30 años por salvaguardar una parte importante de la historia reciente de Granada es un fracaso de la sociedad granadina aunque, sobre todo, de las instituciones, locales y regionales, por su dejadez, su descoordinación, su ineficacia y su falta de ideas para poner en valor tan interesante patrimonio. La ciudad de Granada siempre tendrá una deuda con este ferrocarril, con su mentor, el duque de San Pedro de Galatino y con su propia historia por todo lo que ha simbolizado como persona ejemplar en la defensa de los intereses y la promoción de Granada, llevando a cabo proyectos que demostraban su profunda admiración por esta tierra.