De pequeño, desde 1970 hasta 1975, viajé todos los veranos en un expreso nocturno entre Zaragoza y León, el cual creo recordar que procedía de Barcelona con destino a Vigo y La Coruña.
Recuerdo la mezcla de olores del tren: tortillas, frenos calientes.
Recuerdo sus sonidos: chirridos de frenos, permanente algarabía de gentes, el martillear en las estaciones de un ferroviario que comprobaba el estado, supongo yo, de los bogies.
Recuerdo al típico personaje que viajaba sin billete, a los soldados durmiendo en los lugares más increíbles: en el suelo del pasillo, en el portaequipajes, en el hueco de encima de la puerta.
Y el tremendo follón que se montaba cuando nos cruzábamos con el expreso que hacía el viaje a la inversa: intercambio de botas de vino de unas ventanillas a otras.
Recuerdo el frescor del amanecer al apearme en León después de tan agotadora jornada. Y a la estatua de Guzmán El Bueno señalando la estación con su dedo índice: "Si no te gusta León, por allí está la estación".
¿Era aquél expreso ese al que, según he leído en este foro, se le llamaba "El Shangai"?