por Francesc SV » Mar Ago 15, 2006 11:47 am
La única vez que he viajado en la cabina de un tren en el extranjero fue en Inglaterra, entre Londres y Manchester, en la cabina de una locomotora eléctrica de la clase 90 de Virgin Trains.
Aparte de solicitar el permiso con mucha antelación y explicarles el motivo del viaje (en este caso, escribir un artículo para una revista), estuvimos acompañados en todo momento por un inspector de tracción, con lo cual con el maquinista se supone que no debías cruzar palabra, ya que él se tenía que concentrar en su labor, que era la de llevar el tren a su destino sin ningún percance y todas las explicaciones y contestaciones a preguntas, te las daba el inspector. En realidad no fué así exactamente y tuvimos una amena charla con ambos durante todo el trayecto. Pero, vamos, que el tema fue ese: pedir permiso e ir acompañado por un inspector de la propia compañía.
No digo que sea mejor o peor sistema. No puedes llegar y decirle al maquinista o al interventor que eres aficionado a los trenes y si te deja echar un vistazo a la cabina. Incluso eso, con el tren parado, no se puede hacer en Inglaterra si no has pedido permiso previamente a la compañía.
Cada maestrillo tiene su librillo y debemos aceptarlo así, ya que las cabinas no dejan de ser puestos de trabajo, de mucha responsabilidad y, a pesar de que a los aficionados allí es donde nos gustaría estar cada vez que nos subimos a un tren, también debemos comprender que debe de haber restricciones y controles, que aquello no puede ser "jauja". Y si algún día, por casualidad, nos encontramos con el "inspector Perez" y tenemos la suerte de poder subir a echarle un vistazo a una cabina, eso nos habremos llevado. Y que cada cual se lo guarde como una experiencia íntima, única y, quizás, irrepetible; que ya decía mi abuela que es mejor lo que se calla, que no lo que se dice. Casi siempre...
Por esto, ese asunto, "mejor no meneallo más"...