Hola a todos,
Ese proverbio lo escuché en Senegal y tenía toda la razón. Un país donde prácticamente no hay nada escrito, toda la enseñanza se hacía por transmisión oral. Luego cuando fallecía un anciano sus vivencias se perdían.
Hoy he asistido al sepelio de Manolo. Tenía 79 años. Quizás no fuese muy mayor y menos para morir. Nunca se es mayor para morir.
Quiero recordar que no hace mucho falleció un ferroviario ilustre y se refirió su muerte en esta página.
Manolo era la clásica figura del ferroviario de la post-guerra. Ingresaría en RENFE allá por 1940 y pocos y pasó todas las vicisitudes de la época. Tuvo seis chiquillos (el mayor de mi edad) y para ayudar el sueldo regentaba un bar con su hermano.
Me contaba sus historias de cuando era factor en la taquilla de Baeza, cuando era factor de circulación por Santa Elena y Las Madrigueras, las veces que remplazó a interventor en ruta, sus destacamentos por Huelva, etc. Historias que no me eran ajenas, pues era compañero y amigo de mi padre y por lo tanto me rememoraban sus mismas vicisitudes: situaciones de riesgo, de tensión, de persecución política, problemas laborales con los subordinados y con los superiores, de gozo y alegría también, etc.
Luego circunstancias de la vida. Fue compañero y amigo mío en Jaén. Venía varias veces al año a Alicante donde tiene a su hijo mayor y solíamos quedar para comer o cenar cada vez que estaba por aquí. Allí le pedía que me relatara esas historias de trenes y tranvías que el conocía mucho mejor que yo.
Como se que hay muchos jóvenes en el foro y cada día la figura del "abuelo" es más desconocida. No olviden estos adolescentes que un mayor puede aportarles mucho de sus experiencias y vivencias y sobre todo de aprender el respeto a toda persona y manifestárselo.
Manolo, gracias por tu buena sombra, un beso fuerte, Estanislao