No recuerdo si ya me he presentado, seguramente sí aunque no encuentro mi “post”. De todas formas, sirva esto para ampliar un poquito mi presentación anterior, que era corta.
Me llamo Luis, tengo 63 años y soy aficionado al mundillo de los ferrocarriles desde hace más de medio siglo; y a los “trenes en miniatura”, más o menos igual. Soy un “forero”, en cierta medida mordaz, quizá por eso me gusten los Foros de dicusión, y poco amigo de grupillos e intrigas que solo conducen a enfrentamientos absurdos y consecuentemente al fracaso del Foro. Lo que no soy, ni he sido nunca es un “lameculos de moderadores”); dicen que, los “Libras”, podemos llegar a ser gente encantadóra, pero con “poco sentido del humor”. Soy, imaginativo, creativo e interesado en todo tipo de nueva tecnología; y de la opinión que, a veces, más vale estar solo que mal acompañado
Mi afición a “todo lo que se menéa”, viene de hace unos cuantos años. Cuando era pequeñito … iba con mi abuelo al paso a nivel de San Antonio de La Florida. Bueno, “el festival” solía ser triple: primero íbamos al parque del Cuartel de la Montaña, porque, desde allí, se divisaba prácticamente toda la Estación del Príncipe Pío y veíamos como las tractoras Diesel y las de vapor componían los diversos trenes de viajeros y mercancías; y algún cercanías (pingüinos) que llegaba o salía. Después, bajábamos por el Parque del Oeste y nos deteníamos en el paso a nivel de San Antonio de la Florida, para disfrutar un buen rato de las “vaporosas” y otras eléctricas, desde más cerca. Luego nos íbamos por el Paseo del Rey, hasta una puerta metálica pintada en color gris que daba acceso a una escalera (prohibida para gente con vértigo), con una barandilla metálica, que bajaba a la Estación y había una buena panorámica –más próxima de la playa de vías-, y se podía acceder al Metro de Norte, línea que solíamos coger, yendo al lado del conductor y viendo el túnel, pues vivíamos cerca de Ópera. Cuando visité el “Monasterio de Piedra”, bastantes años después, en la bajada a “la Cueva de la Luna”, bajo el nacimiento de la cascada “La Cola del Caballo”, encontré una gran similitud de esa escalera con la de la “Estación del Norte”, pese a que, en ésta última, la barandilla fuera de troncos.
Es curioso, antaño los trenes eléctricos en miniatura de “Payá”, creo que era la escala “I”, con vías de tres carriles, todo metálico y sin un rigor propio de las escalas a las que estamos acostumbrados, que “casi nos desacostumbró el “Ibertren” con sus trenes de la primera época” (y fuera de escala); fueron literalmente barridos por la llegada de la escala “H0”, y sin embargo, están ahora “hiperbuscados”; pero así es la vida. Yo, antiguamente, cuando los coches tenían el radiador visto y cromado el cerco, aletas a ambos lados de la carrocería, faros saltones y redondos, y manivela de arranque, no tenía coche; sin embargo ahora, tengo un “PT Cruiser” que parece un coche antiguo. Así es la vida.
Y ahora, estoy todavía, pensando en hacerme una maqueta para ver, al menos, mi material “N” circulando por ella, y no en las cajas; pese a haberme dedicado, hace ya tiempo, a hacer maquetas, manumitidas, para terceros. Mi material “H0” (con la escala que empecé), al ser de mayor tamaño, tendrá que esperar; aunque, estando ya “pre-jubilado”, tendré más tiempo. Pero es más fácil que acabe haciendo un circuito de “Slot” y jugando con mi hijo; que ya me lo está pidiendo.
Quizá, otra vez, mis “trenecitos”, tengan que volver a esperar; tal vez, ahora, dentro de una vitrina de metacrilato que, por lo menos, se ven.
Bueno, me parece que me he extendido un poquito, pero si queréis más, pedirlo, ¿vale?
